Tenemos Explosivos es una banda de rock chilena. Fue formada en 2009 y entre sus miembros se encuentran veteranos de la escena punk de Chile. Ellos han sido testigos de primera mano de la complicada situación social de Chile, durante y después de la dictadura de Pinochet. Su música le da un toque de mayor complejidad al post-hardcore, tanto musical como líricamente. Tuve la gran oportunidad de entrevistar a Eduardo Pávez Goye, su vocalista, quien al momento de la entrevista es candidato a doctor (Ph.D.) en teatro y actuación en Columbia University. El interés de Eduardo en el teatro es una de las explicaciones para el rico contenido lírico de la banda, incluyendo referencias a tragedias y mitos de la Antigua Grecia.
Esta entrevista fue realizada para la revista No Fidelity de Carleton College y por motivos tanto de edición como personales, fue recortada.
Alberto León: Eduardo, un gran placer. Yo conozco tu música desde que estoy en noveno grado, ponte 2018. Tu música fue crucial en mi formación intelectual… Un grandísimo honor poder entrevistarte y estar cara a cara.
Eduardo Pávez: Encantado.
Alberto León: Quería empezar preguntándote, ¿de dónde viene la idea de formar “Tenemos explosivos” y qué significa ese nombre?
Eduardo Pávez: Tenemos explosivos se forma cuando los guitarristas; que son hermanos, Juan José y René Sánchez, ellos tenían una banda que se llamaba “Cría cuervos”. Cuando se acaba “Cría cuervos” ellos quedan con ganas de seguir tocando y hacer canciones, yo conocía a René, porque René como parte de la familia de quien entonces era mi esposa. Yo sabía que él tocaba la guitarra, él sabía que yo cantaba. Alguna vez nos juntamos a tocar un rato, fue entretenido, pero nunca habíamos hecho ningún proyecto juntos. En el 2009 me llama un día y me dice: «Oye, estaba en una banda, la banda se acabó, mi hermano estaba de gira por Europa, ahora volvió», su hermano tocaba en la “Asamblea Internacional del Fuego” y habían terminado la gira por Europa.
Entonces me dicen: «Queremos formar una banda, ¿te interesaría cantar?» y yo dije «Sí, claro. Juntémonos». Y así comenzó, habían hecho unas canciones René junto con Álvaro, que es el bajista. El bajista antes tocaba en otra banda que se llama “Johnson Overdrive”. Entre Juan José, René, Álvaro y yo, nos juntamos a ensayar. Los primeros ensayos yo cantaba y tocaba batería, estábamos esperando que llegara un baterista. Después llegó uno, y se formó la banda oficialmente en diciembre de 2009.
El nombre “Tenemos explosivos” emergió porque íbamos a tener nuestro primer show y nos decíamos: «Ok, ¿cómo nos vamos a llamar?». Llevábamos tres meses ensayando sin nombre y Juan José dijo: «Oye, a mí siempre me ha gustado la idea de ponerle a una banda “Tenemos explosivos”» y todos dijimos: «Sí, está bueno, pero como que no sé si nos gusta, veámoslo y pensémoslo». Pasaron como dos semanas y no se nos ocurría nada mejor, y Juan José dijo: «Ya, ¿les gusta o no les gusta?, ¿le ponemos así a la banda o no? Me están pidiendo colocar el nombre del afiche»; «Ya, ok, ya, Tenemos explosivos». Entonces, “Tenemos explosivos” como nombre llegó desde las casualidades y es un nombre que hemos aprendido a querer. También, esperamos que el nombre nos haya aprendido a querer a nosotros; tenemos una relación con el nombre como si fuese una persona, se ha convertido en algo que llevamos y todo bien.
Alberto León: Es un nombre que llama mucho la atención. Yo los conozco por un grupo de Facebook de música que se llama “Post” (si llega alguien de ese grupo leer o ver esta entrevista, bueno, gran abrazo a esa familia de “Post”), su banda estaba dentro de las recomendaciones y yo la escuché, quedé enamorado… ¿Cómo categorizarías tú la música de “Tenemos explosivos”? ¿Qué etiqueta le pondrías tú en género o estilo?
Eduardo Pávez: Rock… Post-hardcore y rock chileno probablemente serían mis etiquetas. Tampoco soy muy bueno en el ejercicio de la etiqueta porque es como si yo te preguntara qué es Radiohead, depende del disco. «Kid A» no es rock y el «Amnesiac» tampoco es rock, pero son de Radiohead. A lo que voy con la idea de la etiqueta no es para decir que nosotros somos Radiohead en ningún caso, es para establecer que hay una diferencia entre la relación con la etiqueta desde la posición del usuario y la relación con la etiqueta desde la posición del creador.
Para el usuario es muy útil saber que hay ciertas bandas que son post-hardcore, emo, pero desde el creador es muy difícil como decir: «Nosotros somos post-hardcore o hardcore» y nos van a poner a tocar al lado de bandas que son efectivamente post-hardcore o de hardcore mismo, que es lo que nos pasaba al principio. Por eso comencé diciendo rock, porque cuando nosotros tocamos llega gente de la escena del rock, gente que le gusta el rock, le gusta la política, leyó las letras, o se enganchó con las letras y va al show; pero no guarda mucha relación con una etiquetación de la música, sino que emerge desde algo un poco más mezclado.
Alberto León: Entonces, ¿qué era lo que trataban de transmitir con la banda?, ¿qué trataron de transmitir desde un inicio y qué tratan de transmitir ahorita?
Eduardo Pávez: Es lo mismo, se ha mantenido. Creo que desde muy temprano nos dimos cuenta de que todos sentíamos un descontento muy profundo en lo que pasaba en Chile, en el 2009, no había habido aún una Revolución Universitaria, la Revolución de los Pingüinos había sido hace unos años. Había una sensación muy oscura en 2009, Piñera estaba a punto de salir presidente por primera vez, estábamos todos como cansados.
Alberto León: Un ambiente muy pesado, diría yo.
Eduardo Pávez: Si, y también es importante. Todos los que tocamos en la banda nacimos durante la dictadura, nuestros recuerdos de infancia son recuerdos en dictadura. Por consiguiente, la imagen de los militares, las matanzas, los ríos con cuerpos, todo eso es parte de nuestra infancia, de una u otra forma. Cuando nos juntamos dijimos: «Ok, no nos gusta lo que está pasando en Chile, tenemos una historia con respecto a la violencia del Estado en contra de los ciudadanos, de los poderes fácticos del Estado que utilizan la violencia como el elemento que determina las contradicciones categoriales de la sociedad. Entonces, ¿qué vamos a hacer al respecto? Ok, vamos a hacer una banda, y en esta banda vamos a hablar de eso.”
El intento es un ejercicio de hacer música, y al mismo tiempo, con esa música hacer un rescate a la memoria histórica del país, y de ser posible, a memorias históricas de otros lugares. Aparece mucho de la memoria histórica de Chile, pero aparecen guiños a la Guerra Civil española, a los asesinatos de ciertos políticos en México, a ciertas revoluciones en otras partes, en Honduras o Vietnam. Hay otros detalles que aparecen en el disco, pero la base está en la mantención de la memoria, utilizar la música y el rock como un elemento político que tiene que ver con la recuperación de esa memoria que; en un capitalismo avanzado, el ejercicio habitual es el olvido. Siendo así, nuestro intento es el ejercicio contrario a eso. Eso sería.
Alberto León: Perfecto, creo que lograron despertar memorias de otros países porque hay una línea que recuerdo de ustedes que es Estás mal de la cabeza o estás mal del corazón… La gente o estaba mal de la cabeza o estaba mal del corazón. Bueno, esos son sentimientos que creo que resuenan en muchas situaciones, no solo en Latinoamérica, tal vez en el mundo, si traducimos letra a otros idiomas y las escuchas alguien puede sentirse identificado.
Eduardo Pávez: Claro.
Alberto León: A partir de eso, de lo que me mostrabas con las ideas políticas, su último álbum fue «Victoria» ¿no?, ¿en 2017?
Eduardo Pávez: Sí.
Alberto León: Ok, eso fue antes del estallido en Chile.
Eduardo Pávez: Sí.
Alberto León: ¿Ustedes creían que el estallido iba a pasar, lo estaban prediciendo en su música?… ¿Ese momento en Chile va a ser fundamental en su nuevo material?
Eduardo Pávez: Lo que pasa es que la banda nunca ha sido una banda de efemérides. O sea; por ejemplo, el primer demo lo sacamos el 2010… “La intervención enérgica en los asuntos de la nación” y son seis temas, la mitad de «Derrumbe y celebración» es parte de ese demo. Eventualmente, el productor de un sello independiente nos dijo: «Oye, yo quiero trabajar con ustedes», grabamos en su estudio, mezcló y produjo el disco, Cesar Ascencio, que es el mismo que está produciendo el disco ahora de nosotros, y mientras lo estábamos grabando en agosto del 2011, todos los días había marchas; y yo iba a sacar fotos a las marchas, me pegaba la policía, se me abría la cabeza, ayudaba a gente; era una lucha en la calle terrible. Mientras ocurría esto, yo estaba tomando las fotos de estas marchas, estábamos grabando el disco, y pasó que hubo sesiones en las cuales estábamos grabando, porque qué se yo… “Hoy día no voy a ir a la marcha, voy a ir a grabar, tengo que grabar una canción”, y en el estudio no podíamos grabar porque el olor de las lacrimógenas entraba y no podíamos seguir. Entonces, dejábamos de grabar, nos poníamos las capuchas y salíamos a la marcha.
El disco se grabó en esa lógica, si te fijas en la portada del Derrumbe, es un dibujo de un zorro y la foto de atrás es una marcha, la foto de atrás del disco es una marcha, todas las fotos del arte interior son marchas, son fotos que yo tomé en ese tiempo, que yo las sacaba con cámara de rollo y las revelaba en mi baño. Luego las pasaba al computador y las trabajaba, son puras fotos de ese momento; es un disco muy de ese instante, pero el disco no habla de eso. Hay una separación entre forma y fondo, en el trabajo de los discos, que se ha mantenido de manera estable… La forma del disco no depende de este fondo político, pero va en conexión con él.
Lo que nos pasó a nosotros también es que cuando fue el Estallido, o sea, la Revolución del 2011 hubo muchas artistas que se sumaron a esas canciones, porque en las propuestas se colocaba un escenario y todos querían ser como «la banda de la Revolución del estallido social», se subían y hacían sus canciones «¡Vamos, todos juntos!», como… «¡Sí, siente el movimiento!». A mí siempre me pareció un trabajo profundamente deshonesto, preferiría que una canción que ya hicimos fuera utilizada en vez de generar nuevo material para estar como a tono. Ese ejercicio lo hemos tratado de mantener, también porque hacer canciones con respecto a las noticias te vuelve un esclavo de ellas, creo que no queremos hacer ese ejercicio tampoco.
Alberto León: Vamos a cambiar a otra pregunta. Creo que esto tiene que ver más con su primer disco, me parece curioso cómo se incorporan los mitos griegos, hay muchas referencias a la mitología griega y romana. O sea, muchas referencias clásicas, sabes… Un disco de tal carga política, no creo que mucha gente se espere este tipo de referencias a lo clásico. Es parte de lo que hace a ese disco especial («Derrumbe y celebración»). ¿De dónde vienen todas esas referencias clásicas del disco?
Eduardo Pávez: Yo soy dramaturgo, yo trabajo escribiendo teatro y guiones, pero principalmente dramaturgo, ahora estoy sacando mi doctorado en Teatro y Performance acá en Nueva York.
Alberto León: Pero… ¿Por qué lo clásico? O sea, ¿por qué ese periodo?
Eduardo Pávez: Lo que pasa es que, más que lo clásico, a mí lo que me interesan son los mitos. En resumen, me interesan los mitos como operación social. Por un lado, los mitos como operación de mantenimiento de valores; vale decir ahí, los mitos existen para generar valores en la sociedad, entonces valoramos algo y le creamos un mito ¿no?, como el mito de la Santidad es el valor del desprenderse, o el mito del Colectivo es el valor de la vida en comunidad. Pero son mitos, generamos mitos que adquieren vida propia dentro de la circulación intersubjetiva en la sociedad, entonces me interesan mucho los mitos, y como me interesan los mitos y me interesa el teatro.
Decidí para el primer disco trabajar con mitos griegos que estuvieran con el teatro, también porque los conozco muy bien. De hecho, he escrito muchos trabajos sobre mitos, o reescrito muchos mitos, y en «Derrumbe y celebración» hay algunas referencias de los mitos clásicos como está Prometeo entre medio; está Antígona; está el Mosaico de Pella, que es donde están los primeros centauros; está como ciertas referencias, está Tiestes. En el segundo disco, hay una historia, la historia central es este personaje que se va de casa, viaja por el mundo y le manda mensajes por la radio a su padre mientras viaja, ese personaje para mí está inspirado en el mito de Ifigenia; Ifigenia en Áulide, antes de partir a la guerra, para que soplen los vientos, tiene que sacrificar a su hija. Entonces, como Abraham que tiene que matar a su hijo, Agamenón tiene que matar a su hija.
Para mí “La Virgen de los mataderos” son las diferentes versiones de ese viaje, de ese mito y de ese personaje, de Ifigenia. Por eso en el disco, en las letras, el personaje habla de las manos del ciervo, le habla al padre, habla de los cuerpos, se habla de la Guerra Civil española, yo también estaba viviendo en Berlín en ese tiempo, entonces por el disco viajé por Europa. Y en «Victoria», el tema central que lo une o el mito que lo une, es el mito de la Orestíada, que tiene tres partes: Comienza con Agamenón, después son las Coéforas y seguido Las Euménides, que están reemplazados en «Victoria» como Agamenón, Coéforas y Victoria pero es la misma estructura
Alberto León: Interesante notar eso de que viviste en Berlín mientras estabas grabando… ¿Mientras estabas grabando «Victoria» o “La Virgen de los mataderos”?
Eduardo Pávez: Sí, La Virgen.
Alberto León: Ya que estamos en eso, veo que esta no es la primera ocasión donde el grupo graba material de forma remota. Quería saber cómo era ese proceso creativo con las distancias, ¿cuál es la diferencia entre grabar en persona y grabar a distancia? ¿Cómo logran ese nivel de calidad a distancia?
Eduardo Pávez: Bueno, el primer disco lo grabamos entero en persona. La Virgen teníamos creo que la mitad del disco compuesto en persona, yo decidí irme a Alemania, y cuando me fui le dejé a la banda como: «Ustedes hagan lo que quieran, si quieren seguir trabajando con otro vocalista» llamaron a otro vocalista y lo dejé como: «Ok, toquen con él». Los chicos al tiempo dijeron: «No, en verdad no queremos tocar con otra persona, queremos que sigas cantando tú. Grabemos este disco y terminemos la banda».
Entonces, me llegaron las canciones cuando ya estaban todas grabadas y tomé todas esas canciones; las que ya tenía armadas las tenía armadas y la otra mitad las trabajé, fui a la casa del productor; de Fernando Mujica de Mowat, lo grabábamos en verano, yo me iba como en bicicleta y era súper bonita la experiencia. Lo grabamos a distancia, pero ese disco también ya estaba más o menos compuesto, así que no era tan difícil. Después nos fuimos a Inglaterra y allá los chicos seguían trabajando, terminaron el «Victoria», me mandan los diez temas y me dicen: «Este es el disco, ármale una letra y ven a grabarlo en no sé, tres meses más, cuatro meses más. Vente a Chile a que hagamos una gira y aprovechamos de grabar el disco». Eso hice, me llegó el disco y pasé cuatro meses infernales tratando de hacer las letras, buscando cómo arreglarlas. Saqué las letras en guitarra para poder cantar encima, porque no me servía cantar encima de las bases porque al final estaba como muy sincrónico con lo que estaba pensando. Entonces, abstraje las canciones hacia la guitarra, las saqué en guitarra, cantaba con la guitarra, encontraba melodías y luego las aplicaba a las canciones. Eso fue el trabajo en «Victoria».
Pasó algo súper bonito porque hay partes del disco en las cuales, yo después me fui a Santiago a grabar el disco, el productor Fernando Mujica; que había grabado La Virgen, se mudó a Santiago. Por lo tanto, yo fui a grabar con él de nuevo el «Victoria», y grabé el disco con él y hubo partes en las cuales al cantarlas quedaron sin letra, por diferentes opciones personales o yo dije: «Bueno, acá le voy a colocar un sample, entonces acá no voy a cantar», y los temas tenían como hoyos, en esos pedazos yo coloqué samples en la versión final, pero hubo un tema en el cual el pedazo que yo había puesto para poner el simple; Juan José, el guitarrista, cuando escuchó la canción, tomó las pistas e invirtió un pedazo de la canción.
Quedó una parte que no tenía ni sample ni nada, no había letra y me dice: «Eduardo, esto es un verso, necesito que cantes este verso», y le dije: «¿Cómo te voy a grabar esto? ¿En qué forma?», y me dice: «Me da lo mismo cómo lo hagas, pero el disco está a punto de irse a impresión, a masterizar, y no tenemos este pedazo. Por favor, canta algo», y yo tomé y dije: «Bueno, hagámoslo sincero, nos hemos mandado mensajes de WhatsApp durante meses», grabé por WhatsApp un pedazo y en el tema “Serpientes Lactantes”, el segundo verso comienza conmigo cantando, y toda esa parte está grabado con el celular, es un mensaje de WhatsApp. Entonces, el disco tiene inevitablemente este tipo de cosas, que es propio de una producción pequeña.
Alberto León: A ver, ya que la banda regresa de este hiato, cinco años, ¿no?
Eduardo Pávez: Cinco años componiendo el disco, sí.
Alberto León: Vale, esta pregunta la tenía formulada desde hace tiempo. ¿Hay alguna posibilidad de algún tour o concierto especial? O sea, quieras tomar el factor pandemia en cuenta sí o no, ¿cuál es la situación?
Eduardo Pávez: Lo que pasa es que el proyecto de nosotros es un proyecto que tiene el tamaño de los amigos, cuando nosotros viajamos a México, viajamos porque tenemos amigos allá que conocen gente que se pueden conseguir un local, nos conseguimos financiamiento con amigos y viajamos a tocar. Cuando vamos a Argentina es el mismo movimiento. Lo mismo en Colombia, como que todo es entre amigos. Entonces, todo viaje depende de tener amigos. Siempre hemos querido en Estados Unidos, el problema de Estados Unidos es el viaje, es muy costoso mover una banda porque no solo somos nosotros, es también todos los equipos.
Alberto León: A mucha gente le he mostrado su música y la ha recibido bien, siempre aprecian que toquen bandas, sobre todo post-pandemia. O sea, después del tema de la pandemia no hubo mucho show, no porque no se permitiera, sino porque no se conseguían. Si quieren presentarse aquí yo hago que suceda, independientemente del apoyo que reciben, yo hago que suceda.
Eduardo Pávez: Claro.
Alberto León: Creo que ya hemos llegado a la hora.
Eduardo Pávez: Sí.
Alberto León: Y nada, encantado, voy a detener la grabación.
